Los 40 integrantes de la Escuela Taller Ribera de la Villa IV, de entre 16 y 22 años, han recibido un taller de educación afectivo-sexual, impartido por el Programa Antequera ante las Drogas y el área de Asuntos Sociales del Ayuntamiento, dentro de un curso de agentes de salud. El objetivo ha sido trabajar todos los valores y actitudes necesarios para dar respuesta a las necesidades e intereses de los jóvenes en su proceso de crecimiento y madurez.
La Escuela Taller Ribera de la Villa IV es un centro de trabajo y formación en el que jóvenes desempleados reciben formación profesional ocupacional, en alternancia con la práctica profesional (mediante la realización de trabajos concretos), con el fin de capacitarlos para el desempeño adecuado del oficio aprendido y facilitar su acceso al mercado laboral.
Se ha trabajado con los alumnos la concepción genitalista y coitalista del sexo, rompiendo ideas y creencias arraigadas que dificultan la vivencia de la propia sexualidad, limitan su expresión y provocan que se mantengan comportamientos de riesgo que perpetúan los modelos sexistas imperantes en la sociedad.
Hay jóvenes que mantienen relaciones sexuales sin protección no por falta de información sobre el uso del preservativo, sino por falta de habilidades sociales o de comunicación cuando llega el momento de comprarlo, llevarlo encima, colocarlo o exigir su uso. También pueden darse dificultades a la hora de expresar el tipo de relaciones sexuales que cada persona prefiere.
La falta de habilidades sociales y comunicativas suelen deberse a una baja autoestima: miedos e inseguridades, dificultades para aceptarse, encontrar una identidad propia o sentirse rechazado.
Por otra parte, hay casos en que se cree que tanto la comunicación en las relaciones sexuales como el uso del preservativo rompen la espontaneidad y el romanticismo. Y las diferencias de género dificultan la prevención del sida y los embarazos no deseados, en los que subyacen ideas como que los hombres no son responsables de tomar medidas de protección.
Se ha tratado de cambiar la percepción de que la sexualidad es igual a penetración, por la de que la sexualidad es igual a placer sin riesgos. Para ello se orienta a los jóvenes hacia una aceptación positiva de sí mismos y de los demás, se planifica el desarrollo de actividades interpersonales y se aprenden habilidades personales de comunicación y negociación.
También se descubren los mitos sexuales presentes en la sociedad actual, se difunden servicios de consulta, información y asesoramiento sobre sexualidad y anticoncepción, se aprende a usar correctamente el preservativo y se imparten nociones sobre enfermedades de transmisión sexual y su prevención.
El taller se ha basado en métodos activos, mediante un juego que dispone de un tablero con 50 casillas, que se corresponden con ejercicios de representación, preguntas sobre sexualidad, torbellino de ideas, cuestiones relacionadas con la afectividad o videos formativos de sanidad.
Al comienzo del juego se reparten entre los jugadores pegatinas de cinco colores distintos, que sirven para hacer grupos. El grupo que gana el juego recibe un diploma de “especialistas en placer sin riesgos”.
El 91 por ciento de los alumnos ha acabado bastante o muy satisfecho con el taller, el 82 por ciento acepta bastante o mucho la metodología aplicada, el 84 por ciento no cambiaría nada y el 16 por ciento ampliaría su tiempo.
La categoría del juego que más ha gustado ha sido la de ejercicios de representación, con un 66 por ciento, seguida de los videos (16 por ciento) y “mito o dato” (8 por ciento). Las preguntas y la afectividad contabilizan un 5 por ciento cada una.
Se da la circunstancia de que sólo un 27,7 por ciento tenía a priori bastantes o muchas expectativas sobre el taller.
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