TEATRO DELUISIO de la compañía FAMILIE FLÖZ en la SALA GADES
Días 13 (21.00 h.) y 14 (20.00 h.) de abril 2007
TEATRO DELUSIO Cía. La familia Flöz
de Paco González, Björn Leese, Hajo Schüler y Michael Vogel
con PACO GONZÁLEZ, BJÖRN LEESE /
JESKO VON DEN STEINEN,
HAJO SCHÜLER / SEBASTIAN KAUTZ
dirección Michael Vogel
Localidades: 10 € Venta por Internet
Teatro Delusio juega con las infinitas facetas del universo del teatro. Con suntuoso vestuario de época y opulentos decorados, una compañía, totalmente entregada, embelesa al público y cosecha sonados triunfos con la emoción de unos dramas de eterna belleza, con el aderezo de vertiginosas escenas de combate, intrigas criminales y arias desgarradoras. Pero esto es sólo una cara. Hay otra, la parte posterior del escenario, casi a oscuras, donde tres técnicos llevan una existencia sin brillo alguno, sin sueños… ¿también sin ilusiones?
LA COMPAÑÍA: FAMILIE FLÖZ
Las dificultades inherentes a nuestro trabajo son la raíz de su propio encanto. Intentamos ser al mismo tiempo actores y directores, autores y artesanos que confeccionan máscaras, dramaturgos y productores. Es lo que pretendemos.
Nuestro proyectos no arrancan de una base textual. Lo primero que nos ocupa –y nos preocupa- es la modulación de figuras y situaciones teatrales. Así surgen, espontáneamente las máscaras. Igual que el texto que conduce a una acción teatral, la MÁSCARA viene a ser no sólo un manantial de formas sino también la plasmación de un contenido. Las primeras máscaras, con las que comenzamos a movernos en los ensayos, sólo suponen un intento de aproximación a la búsqueda de una figura escénica. En el devenir de los ensayos, las máscaras se van modificando y enriqueciendo con tonos y acentos que les aporten nueva capacidad expresiva. Desde las primeras experiencias sobre las posibilidades escénicas de una máscara hasta el momento en que se logra alcanzar un grado óptimo de simbiosis entre el actor y su máscara, se vive un proceso que resulta determinante –en el sentido más auténtico del término- para la consecución de nuestro propósito. En este proceso el actor llega a convertirse en autor, no sólo de su propio personaje, también de la obra en su totalidad.
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